De regreso a Ginebra se llevan a cabo los preparativos para la boda de Víctor y Elizabeth, lo que mantiene a Víctor preocupado al recordar la amenaza de Frankenstein. La boda se celebró en paz y en su luna de miel se dirigieron a unas tierras cerca del Monte Blanco, herencia del padre de Elizabeth. Víctor en su inquietud, temiendo lo que ocurriría, pide a Elizabeth se vaya al otro cuarto para no presenciar su lucha con Frankenstein, por lo que Elizabeth obedece y más tarde se escucha un estremecedor grito desde aquella habitación, ya que Frankenstein cumplió su amenaza. Después del terrible fallecimiento de Elizabeth, el papá de Víctor que adoraba a la recién fallecida, cae terriblemente enfermo y muere. Víctor promete vengar la muerte de su familia y va en busca de su enemigo. Después de un largo recorrido consiguiendo sólo acercarse a él, es rescatado por un barco que lo ve en peligro de morir ahogado en los témpanos de hielo. Se recupera un poco y cuenta a Robert Walton, capitán de dicha embarcación su larga y desdichada vida, hasta que víctima de la enfermadad, agradece a Walton sus bondades y muere.
Walton continua su intercambio epistolar con su hermana contándole toda la historia que conoce y escucha un fuerte ruido, es Frankenstein que llora la muerte de su creador y pidiéndole perdón dice que el tampoco debe vivir, así es que pone fin a su tormentosa vida arrojándose desde la ventana hasta el témpano próximo del barco, perdiéndose en la oscuridad arrastrado por las olas.
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